Una reedición

Como prueba de que los libros no tienen fecha de caducidad está La mañana debe seguir gris de Silvia Molina, reeditada por el Fondo de Cultura Económica en 2023 y que bien merece una relectura. La novela ganó el Xavier Villaurrutia en 1977; desde entonces ha tenido varias ediciones e incluso una puesta en escena.

La trama gira en torno al romance que surge entre una joven mexicana que estudia en Londres, y el novel poeta tabasqueño José Carlos Becerra, quien falleció a los 34 años, el 27 de mayo de 1970 en una carretera rumbo al puerto italiano de Brindisi.

Cada capítulo comienza con un epígrafe de El otoño recorre las islas, el libro que reunió sus poemas. La novela es una delicia narrativa en primera persona y en tiempo presente. Molina describe un despertar a la vida y al amor en una ciudad extraña y excitante, a principios de los setenta; impera la minifalda y los Beatles son la noticia del momento porque están a punto de separarse. Llevada de la mano del personaje, un escritor que ha alcanzado sustancia legendaria, la joven admira la sapiencia y el savoir vivre de un hombre mayor que ella. José Carlos se transforma entonces en el sacerdote iniciático de un viaje de descubrimiento por una metrópoli en donde de pronto aparece el fantasma de Virginia Woolf por las calles de Bloombsbury, la emblemática Tate Gallery o se hacen presentes figuras del mundo intelectual mexicano como Hugo Gutiérrez Vega, Octavio Paz, la presencia rememorada de Elena Garro y su hija, o las palabras luminosas de Carlos Pellicer y Alfonso Reyes.

Ilustración: Ricardo Figueroa

El libro es el testimonio de una toma de conciencia ante la vida y el despertar sexual de una joven tradicional que inventa su libertad ante la mirada vigilante y estricta de una tía que desaprueba tajantemente los deseos de independencia, y por supuesto la relación con un poeta sin medios económicos.

El escritor, pese a enamorarse de la joven, no tiene ataduras. Ha venido a Europa porque le otorgaron una beca y ansía conocer ese viejo mundo que nos atrae a los latinoamericanos como un imán, como un must, y planea un recorrido que lo llevará por Alemania, Francia, España, Italia y Grecia. Inglaterra ha sido, sin embargo, un remanso de inspiración para él. Ahí escribirá tres de los libros inéditos a su muerte: La Venta, Fiestas de invierno y Cómo retrasar la aparición de las hormigas. Por eso la joven mexicana narra el incesante tecleo de la máquina de escribir en su departamento.

Muchos nos hemos preguntado: ¿qué pasó en esa carretera? Recuerdo el poema de Juan Bañuelos a la muerte de Becerra: “Camino del Adriático, yo sé que ibas en busca de Virgilio/ (de eso hablamos en casa de Efraín, el otro Monstruo)./ Y a través de mi ventanilla se desenvuelve la tragedia”.

La chica enamorada tiene el empeño de alcanzar al escritor en Italia. Se entera de su muerte por una mujer de servicio: su tía, que trabajaba en la embajada de México, se lo oculta. El libro termina con la tragedia, obvia el dolor y el duelo de la pérdida pero abre la puerta a una vida futura cargada de promesas. El título del libro, a decir de la propia Silvia Molina, se condensó en un largo proceso de búsqueda; sintetiza la naturaleza dual de los cielos grises londinenses y la sombría conclusión de la historia.

Pero luego de aquella travesía no va a ser la influencia de Becerra lo que la impulsará a dedicarse a la escritura sino la herencia de su padre, muerto cuando ella tenía un año de nacida pero que ha de marcar, quizás a través de esas habilidades que se transmiten sólo por la sangre, un amor a las letras y a la literatura.

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