La pobreza de la oposición y la omisión de la crítica

Héctor Aguilar Camín

Hay una tendencia en la comentocracia a bailar jarabes tapatíos sobre la oposición.

Tiene muchas ventajas.

La primera, por si acaso, es que el baile le gusta al gobierno.

La segunda es que es gratis: la oposición no puede golpear a nadie.

La tercera es que es irrebatible: la oposición está hecha pedazos.

Quizá este sea su mayor problema: la pedacería.

No deja de impresionarme que se multipliquen los argumentos sobre la pobreza de la oposición partidaria, como si su inopia fuera sólo producto de sus errores y no, también, de la intervención del gobierno.

El gobierno interventor de la democracia es la constante de la vida política mexicana reciente, en particular de la elección de 2024 y de la fabricación de mayorías calificadas oficialistas en el Congreso, mayorías que no se ganaron en las urnas.

La oposición partidaria ganó en la elección de 2024 el 46% de los votos. Dos meses después, entró al Congreso con sólo el 23% de los asientos.

¿Quién le quitó a la oposición los asientos que había ganado en el Congreso?

El entonces presidente López Obrador y su alianza oficialista.

Algún día medirán los expertos cuántos votos de Sheinbaum y de Morena vinieron de la inducción ilegal del voto y de la interferencia del gobierno en las elecciones.

Está claro el despojo en la integración del Congreso, posterior a la elección, donde la mayoría oficial licuó la representación opositora, y la volvió irrelevante, testimonial. Lo que es ahora.

Luego, entre septiembre y diciembre de 2024, vino la toma de la Constitución y su reescritura tiránica. ¿También eso fue culpa de la oposición?

La oposición hizo mucho para perder influencia y poder, pero ninguno de sus errores le quitó tanto como la intervención del gobierno.

A la misma intervención del gobierno debe Morena la hinchazón de su fuerza. No a la voluntad del pueblo: a la Mano del Gobierno.

Adonde quiero llegar es a una consideración analítica: no puede hablarse con equilibrio de ningún aspecto de la política de México sin poner en primer plano la Mano del Gobierno.

La mano abrumadora del gobierno. Es la que puede hacer daño. No la oposición.

Los partidos de oposición no están muertos

Creo que todo análisis de la debilidad de la oposición que no hable del contexto de opresión antidemocrática del gobierno en que esa oposición se desenvuelve, le hace el juego al gobierno.

Creo, también, que dar por muerta a la oposición es mucho matar.

Primero, los partidos de oposición, como tales, no están muertos. Acaban de demostrarlo en las elecciones de Durango y Veracruz, donde los resultados fueron, para efectos prácticos, una derrota de Morena, de su dirigencia y del gobierno.

Segundo, los votantes de oposición no sólo no están muertos, sino que son legión. Por la oposición votó en 2024 el 46% de los mexicanos, sólo que votaron fragmentados, en distintos partidos.

La debilidad no estuvo en el número, sino en la fragmentación. A la fragmentación siguió el avasallamiento. Nada le favorece tanto al gobierno como la fragmentación opositora. Nada le hace tanto daño al poder de los votantes opositores como el patriotismo de partido de los partidos de oposición, que se mantienen separados, y hasta peleando entre ellos.

Pero no es ese el muro más alto que tienen que saltar los partidos y los votantes libres, sino la hegemonía oficialista, vuelta intervención gubernamental.

El gobierno es una autocracia que oprime a la oposición de todo el país, no sólo a los partidos. Ahoga también a los gobernadores de oposición y a los empresarios de oposición y a los medios críticos.

Olvidando en el análisis quién tiene el poder interventor a la hora de la “competencia” democrática, podríamos llegar a preguntarnos:

¿Qué pasa con la oposición venezolana que es incapaz de tomar el poder, aunque gana elecciones?

¿Qué pasa con la opinión pública de Cuba, que no se deja oír?

¿Qué pasa con la sociedad civil nicaragüense, que se deja arrebatar no sólo sus derechos elementales, sino hasta su nacionalidad?

Bueno, lo que pasa es El Poder. El Poder sin contención. El Poder que lo tiene todo, pero quiere más y se siente amenazado por todo.

Un Poder similar al que se está construyendo en México.

Publicado en Milenio los días 12 y 13 de junio de 2025