Mesa de noche

Diarios, cartas, memorias

Sábado, 13 de agosto [1842]

Vista desde fuera, mi vida, en este momento, es más la de un niño de lo que nunca fue desde que de verdad fui niño. Suele suponerse que las preocupaciones de la vida llegan con el matrimonio; pero parece que yo he dejado atrás toda preocupación y vivo con una confianza tan simple en la Providencia como la que posiblemente sintió Adán antes de descubrir que había un mundo más allá del Paraíso. Mi inquietud principal consiste en atender la prosperidad de mis vegetales; en observar cómo les afecta la lluvia o el sol; en lamentarme por los añublos de un calabacín, y en regocijarme con el espléndido crecimiento de otro. Es como si la relación primigenia entre la Naturaleza y el Hombre hubiera sido restituida en mi caso, y sólo y exclusivamente tuviera que esperar de ella el sostén de mi Eva y de mí: como si sólo tuviera que confiar que nos provea de comida y de ropa, y de todas las cosas necesarias, sabiendo con absoluta seguridad que no me fallará. La lucha contra el mundo, la batalla de un hombre entre los hombres, la agonía del esfuerzo universal por arrancar el sustento de la vida a una hueste de codiciosos competidores: todo eso me parece un sueño. Mi único objeto es vivir y disfrutar; y cuanto sea esencial para vivir y disfrutar vendrá con la misma naturalidad que el rocío del cielo. Esta es —en la práctica, al menos— toda mi fe. Y así despierto cada mañana con la inconsciencia del niño que ignora lo que le deparará el transcurrir del día, a sabiendas de que algo seguro le traerá. Después del desayuno salgo directamente a mi jardín, y recojo cuanto la munificente Madre ha creído adecuado para nuestro sustento del día; y últimamente suele darme un par de calabazas y un pepino, y promete para muy pronto maíz y judías.

~Nathaniel Hawthorne

Ilustración: Estelí Meza

De películas y poesía

En la pantalla de cine se lee:

Película La habitación de al lado del director Pedro Almodóvar. El filme explora los últimos días de vida de Martha (Tilda Swinton) que, tras un diagnóstico terminal de cáncer de ovario, decide pasar sus últimos días junto a su mejor amiga Ingrid (Julianne Moore). Juntas ponen a prueba los límites de la amistad.

Tilda Swinton cita un pasaje de un escritor de lengua inglesa del siglo XX. ¿De qué pasaje se trata? Busca la respuesta en la página 74.

Últimas famosas palabras

[El filósofo británico David Hume dijo antes de morir en 1776]:

Me estoy muriendo tan rápido como mis enemigos, si algunos tuviera, desearían, y tan alegremente como mis mejores amigos podrían desearlo.

Libro en mano

Volver a Susan Sontag (1933-2004) es garantía de un hallazgo. Ahora está en las mesas de novedades con De las mujeres (Penguin Random House). Este volumen contiene ensayos, artículos, entrevistas y un intercambio con la poeta Adrienne Rich, publicados entre 1972 y 1975.

El asunto clave del libro, editado por David Rieff —hijo de Sontag— y con traducción de Aurelio Major, es claro desde el título. En sus páginas están las razones del malestar que provoca a las mujeres la pregunta “¿Qué edad tienes?”. Qué tan incómoda o sincera sea la respuesta dependerá, según explica la ensayista estadunidense, de si es otra mujer o un hombre quien la formula. Al final, lo importante sería que las mujeres pudieran sentirse seguras frente a los demás y poder decir cuántos años tienen sin titubeos.

Hace más de cincuenta años, la revista Libre les envió un cuestionario a Sontag y otras cinco mujeres (Simone de Beauvoir y Rossana Rossanda, entre ellas). Las preguntas parten de un gran asunto: ¿En qué estadio se encuentra actualmente la lucha por la liberación de las mujeres? Las reflexiones de Sontag, tan claras y vigentes, caben en cincuenta páginas. Asegura que veinte años después de aquel 1973 en el que escribió sus respuestas las mujeres serían más libres y gozarían de una mayor igualdad. No se equivocó: hubo grandes avances y las mujeres sumaron otras cuestiones a su lucha. La mala noticia es que hay gobernantes que hoy retiran los derechos ganados como si fueran una mota de polvo en el hombro del saco.

Sontag también explora de qué modo la sociedad ha impuesto a las mujeres la obligación de ser bellas. Si no se detecta la trampa a tiempo, “nada bastará sino la perfección”.

Otro tema: el fascismo. Una mujer: Leni Riefenstahl. Sontag detalla cómo en aquellos años estaba en marcha un proceso de blanqueamiento de la trayectoria de Riefenstahl, cineasta activa en la Alemania nazi y muy cercana a Hitler.

El intercambio con Adrienne Rich es otra muestra de cómo Sontag criticaba el antiintelectualismo expresado por algunas feministas.

El cierre del libro es una entrevista publicada en Salgamundi: extensa reflexión sobre la estética y la cultura modernas.

Ojo revistero

El número 49 de n+1 magazine registra cómo Netflix ha transformado el cine en mero contenido desechable. Will Tavlin describe cómo la plataforma, obsesionada con la escala, convirtió las películas en un simple medio para su verdadero fin: adquirir suscriptores que paguen cada mes por el catálogo completo. La calidad o la permanencia cultural de sus filmes es irrelevante.
Netflix ha adoptado una estrategia de “antimarketing”. A diferencia de los estudios tradicionales que invertían en campañas para posicionar sus películas y prolongar su vida comercial, la plataforma apenas promociona sus estrenos. Su algoritmo decide qué ve cada usuario, eliminando la necesidad del marketing a gran escala.

Este modelo ha generado un tipo de cine desechable: “la típica película de Netflix” (TNM, por sus siglas en inglés). Estas cintas parecen diseñadas para satisfacer todos los nichos imaginables: Tall Girl, Horse Girl, Lost Girls o Nice Girls, títulos que funcionan más como etiquetas de búsqueda que como propuestas creativas. Con estrenos semanales, Netflix produce cantidad sin mucho pensar, saturando el mercado con películas que nadie recuerda.

El impacto es devastador. A diferencia de los viejos estudios, cuyo negocio dependía de atraer audiencias a las salas, Netflix no necesita que la gente vea realmente sus películas. Le basta con que estén encendidas. Su función Play Something, diseñada para “cuando no queremos tomar decisiones”, lo deja claro: cualquier cosa es suficiente. Da igual si el espectador está viendo, preparando algo en la cocina o dormido. Lo importante es que el contenido fluya. Y así, las películas que antes aspiraban a ser recordadas, ahora simplemente existen para llenar el espacio.

La fotofona

Sobre la mesa de noche el teléfono celular iluminó su pantallita y se envió a sí mismo una fotofona, una foto al vuelo y de vida cotidiana. Ya traía título: “Casi le hacen caso”. Hela aquí:

Antes de dormir

12 de mayo de 1958

Una sonrisa suave embellecía su rostro de señora de 52 años. Se cumplían doce de la muerte de Pedro Henríquez Ureña. Lo recordamos y ella repitió lo que me había dicho en 1946: por mi juventud, la pérdida era irreparable, pero nada borraría en mí el recuerdo de mi gran maestro. Vagué por el dormitorio. Los ojos de mi madre no se separaban de mí. Condenada por una cruel dolencia cardiaca, nunca manifestó fatiga ni queja alguna y fue fuente de vida y solidaridad para los demás. Cuando decidí retirarme, retuvo mis manos en las suyas y me dijo: No permitas que te destruyan. Me dormí pensando en esas palabras. Durante la noche soñé que cumplía diversas diligencias en la ciudad y en La Plata y que las mismas me angustiaban aunque no presentaban modalidades que lo justificaran. A la mañana me avisaron que mi madre había muerto. Corrí al departamento de Viamonte casi Maipú. Ya se estaban cumpliendo los primeros movimientos propios de tan triste circunstancia. En la primera pausa del dolor, abrí, seguro, el cajón de su mesita. Ahí estaba la carta, escrita en la víspera con su serena letra inglesa. Me rogaba que cumpliera diversas diligencias en Buenos Aires y en La Plata: eran las que había soñado.

~Roy Bartholomew

 

Respuesta a la trivia El pasaje que cita Tilda Swinton es de “The Dead” de James Joyce: “Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y los muertos”.

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