~Es difícil que exista en el mundo una mercancía más extraña que los libros. Impresos por gente que no los entiende; vendidos por gente que no los entiende; encuadernados, criticados y leídos por gente que no los entiende, y, lo que es peor, escritos por gente que no los entiende.
~Ha escrito ocho tomos. Sin duda hubiera hecho mejor en plantar ocho árboles o engendrar ocho hijos.

~Tres agudezas y una mentira hacen hoy en día a un escritor.
~Está bien que los jóvenes enfermen de poesía en ciertos años pero, por el amor de Dios, hay que impedir que la contagien.
~Si llega a cumplirse la predicción de Leibniz de que las bibliotecas serían, algún día, ciudades, también habrá calles oscuras y callejuelas inmundas como ahora.
~Por leer tanto hemos caído en una docta barbarie.
~Aquel libro produjo el efecto que habitualmente producen los buenos libros. Hizo más ingenuos a los ingenuos, más inteligentes a los inteligentes y los otros, varios miles, permanecieron inmutables.
~Quien tenga dos pares de pantalones, que venda uno y se compre este libro.
~Entrego este librito como un espejo para que se observen ustedes mismos, no para que observen a otros como con unos impertinentes.
~Cuando un libro y una cabeza chocan y suenan a hueco, ¿es siempre debido al libro?
~Alguien que desde su infancia no hubiera conocido sino las obras maestras del entendimiento humano pondría cara de asombro si llegara a leer a algunos de nuestros autores nuevos. Aquello le parecería una música proveniente de un piano desafinado o producida por sartenes, almireces y platos. Una situación que habría que utilizar.
~Ya en la escuela tenía la mala costumbre de pintar barbas en los retratos de los maestros. Ahora hace reseñas célebres.
~En verdad hay muchos hombres que leen sólo para no pensar.
~Alguien ha dicho, con mucha razón, que la imprenta ha incrementado la erudición, pero a costa del contenido. Las muchas lecturas son dañinas al pensamiento. De todos los intelectuales que he conocido, los más notables pensadores eran quienes menos habían leído. ¿Acaso no significa nada el placer de los sentidos?
~En Alemania hay ciertamente más escritores de los que se requieren para el bienestar de las cuatro partes del mundo.
~Leer equivale a tomar prestado; inventar, a saldar cuentas.
~Nada le place tanto a Apolo como el sacrificio de un crítico literario engreído.
~En ninguna obra, en especial en una literaria, debe notarse el esfuerzo que ha costado hacerla. Un escritor que desee ser leído por la posteridad no debe escatimar esfuerzos para resumir en una sencilla nota al pie de un capítulo todas sus investigaciones bibliográficas y sus reflexiones sobre determinadas polémicas, de tal modo que parezca que tiene tantas ideas que se puede dar el lujo de desperdiciarlas.
~Un error que el mal escritor y el escritor meramente ingenioso tienen en común consiste en que más que iluminar su tema, lo usan para mostrarse a sí mismos.
~La escritura es excelente para despertar el sistema que dormita en cada hombre; cualquiera que haya escrito habrá notado que al escribir siempre se despierta algo que hasta entonces conocíamos de un modo impreciso y que, sin embargo, yacía en nosotros.
~Los alemanes escriben libros, pero los extranjeros hacen que puedan escribirlos.
Georg Christoph Lichtenberg: Aforismos, FCE, 2013; Aforismos, Edhasa, 2021; Un sueño y otros aforismos, UNAM, 2020.