Al igual que Nathalie Sarraute, tampoco me gusta aparecer en la rúbrica de “escritura femenina”. No hay división de la literatura titulada “escritura masculina”, es decir, relativa al sexo biológico o al género masculino. Hablar de escritura femenina supone, de hecho, hacer de la diferencia sexual —y sólo en el caso de las mujeres— una determinación importante a la vez de creación y de recepción. Una literatura de mujer para las mujeres. Hay una así, que aflora en las revistas femeninas, en las novelas de la colección Harlequin (¡por otra parte, no siempre escritas por mujeres!), que se alimenta de estereotipos. Su equivalente masculino, pero en ese caso no se habla de “literatura masculina”, podría ser la colección de relatos SAS y cierto tipo de novelas policiacas en serie.

Dicho esto, estoy convencida de que somos el producto de nuestra historia y que ésta se encuentra presente en la escritura. Así que cuentan la narración familiar, el medio social de procedencia, las influencias culturales y, por supuesto, la condición derivada del sexo. Tengo una historia de mujer, ¿por qué arte de magia se desvanecería frente a mi mesa de trabajo, dejando sólo a un escritor puro (noción extraña, de hecho, pues más bien creo que al escribir se activan cosas muy negras y complejas)? […] No llevo en mí mi historia de mujer de manera consciente, salvo cuando se convierte en objeto de la búsqueda, como en La mujer helada y El acontecimiento. La intencionalidad de este último texto está presente en el título: mucho más que dejar un testimonio, revelar una experiencia irreductiblemente femenina, el aborto; quería darle toda su dimensión de medida del tiempo, de lo social, de lo sagrado, su aspecto iniciático. Hacer también de ello una experiencia de memoria y de escritura: un tercio del texto más o menos está consagrado al trabajo de la memoria, a su relación con la escritura. Que un hecho femenino, el aborto, no sea algo indigno. ¡No sé si lo he conseguido! Pero el malestar provocado por ese libro es sin duda la señal de cierta alteración.
Annie Ernaux: La escritura como un cuchillo. Diálogo con Frédéric-Yves
Jeannet. Traducción de Lydia Vázquez Jiménez. Cabaret Voltaire, 2023.