Enigmas

Enigmas ofrecidos a la discreta inteligencia de la soberana asamblea de la Casa del Placer por su más rendida y fiel aficionada, sóror Juana Inés de la Cruz, décima musa

I

¿Cuál es aquella homicida
que, piadosamente ingrata,
siempre en cuanto vive mata
y muere cuando da vida?

 

II

¿Cuál será aquella aflicción
que es, con igual tiranía,
el callarla, cobardía,
decirla, desatención?

 

III

¿Cuál puede ser el dolor
de efecto tan desigual
que, siendo en sí el mayor mal,
remedia otro mal mayor?

 

Ilustración: Jaque Jours

IV

¿Cuál es la sirena atroz
que en dulces ecos veloces
muestra el seguro en sus voces,
guarda el peligro en su voz?

 

V

¿Cuál es aquella deidad
que con tan ciega ambición,
cautivando la razón,
toda se hace libertad?

 

VI

¿Cuál puede ser el cuidado,
que libremente imperioso,
se hace a sí mismo dichoso
y a sí mismo desdichado?

 

VII

¿Cuál será aquella pasión
que no merece piedad,
pues peligra en necedad
por ser toda obstinación?

 

VIII

¿Cuál puede ser el contento
que, con hipócrita acción,
por sendas de recreación
va caminando al tormento?

 

IX

¿Cuál será la idolatría
de tan alta protestad
que hace el ruego indignidad,
la esperanza grosería?

 

X

¿Cuál será aquella expresión
que, cuando el dolor provoca,
antes de voz en la boca
hace eco en el corazón?

 

XI

¿Cuáles serán los despojos
que, al sentir algún despecho,
siendo tormento en el pecho
es desahogo en los ojos?

 

XII

¿Cuál puede ser el favor
que, por oculta virtud,
si se logra es inquietud
y si se espera es temor?

 

XIII

¿Cuál es la temeridad
de tan alta presunción
que, pudiendo ser razón,
pretende ser necedad?

 

XIV

¿Cuál el dolor puede ser
que, en repetido llorar,
es su remedio cegar
siendo su achaque el no ver?

 

XV

¿Cuál es aquella atención
que, con humilde denuedo
defendido con el miedo
da esfuerzos a la razón?

 

XVI

¿Cuál es aquel arrebol
de jurisdicción tan bella
que, inclinando como estrella,
desalumbra como sol?

 

XVII

¿Cuál es aquel atrevido
que, indecentemente osado,
fuera respeto callado
y es agravio proferido?

 

XVIII

¿Cuál podrá ser el portento
de tan noble calidad
que es, con ojos, ceguedad,
y sin vista, entendimiento?

 

XIX

¿Cuál es aquella deidad
que, con medrosa quietud,
no conserva la virtud
sin favor de la maldad?

 

XX

¿Cuál es el desasosiego
que, traidoramente aleve,
siendo su origen la nieve
es su descendencia el fuego?

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