Ante la inteligencia artificial

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En enero la empresa china de inteligencia artificial DeepSeek lanzó su último modelo que irrumpió los ámbitos de la investigación técnica para convertirse en noticia internacional. La sorpresa: una compañía emergente desarrolló un modelo de razonamiento a la par de los presentados por los laboratorios más avanzados de Estados Unidos, pero a una fracción del costo —en principio, apenas a una treintava parte—. Este avance reconfiguró las suposiciones sobre el futuro de la innovación en inteligencia artificial (IA) para México y otros mercados emergentes, lo cual abrió una ventana de oportunidad en lo que parecía ser una carrera dominada por dos grandes potencias.

El éxito de DeepSeek sugiere que es posible crear plataformas de IA competitivas, incluso en países que no disfrutan del acceso ilimitado de Estados Unidos a chips avanzados o de su ecosistema tecnológico. Si bien el poder de cómputo sigue siendo un factor crucial, el modelo de eficiencia y bajo costo de DeepSeek indica que naciones como México tienen la posibilidad de beneficiarse de la IA aun cuando Estados Unidos y China dominen la frontera tecnológica.

Conviene, por supuesto, matizar: la innovación de DeepSeek, aunque relevante, ha suscitado dudas. Algunos cuestionan su fuerte dependencia a modelos abiertos de Estados Unidos y su metodología para calcular costos de entrenamiento inusualmente bajos. DeepSeek reporta un gasto de 5.6 millones de dólares y emplear alrededor de dos mil chips de NVIDIA para entrenar su modelo, cifras muy inferiores a las que manejan OpenAI o Google para proyectos de tamaño similar. Sin embargo, analistas advierten que, si se consideran costos adicionales —pruebas de entrenamiento y desarrollo—, el monto real podría acercarse a los 500 millones. La infraestructura de hardware, el talento de ingeniería y el acceso a capital siguen siendo pilares de la innovación en IA. A pesar de eso, el logro de DeepSeek amplió el rango de posibilidades para países más allá de Estados Unidos y China al trazar nuevas rutas para sus ambiciones en IA.

Facing Artificial Intelligence

Versión en español


The launch of Chinese AI company DeepSeek’s latest model in January broke through usually niche technical research spheres to make international headlines. The surprise: an upstart Chinese AI company had produced a model that was not only on par with reasoning models released by frontier US labs, but seemingly at one thirtieth of the cost. In doing so, it reset fundamental assumptions about where AI innovation could come from in the future. For Mexico and other emerging markets, this has re-opened the window of opportunity in what was seen as a two-horse AI race.

DeepSeek’s success suggests that competitive, homegrown AI platforms are possible, even in countries that do not enjoy the US’ unrestricted access to advanced chips or its vibrant technology ecosystem. Raw computational power remains undoubtedly important, but DeepSeek’s high efficiency and cost model suggests countries, like Mexico, have an opportunity to reap the benefits of AI even as the US and China dominate the AI frontier.

There is more nuance to DeepSeek’s innovations, as well as lingering questions about its real significance. There are misgivings about the startup’s reliance on open-source US models and methodology for evaluating unprecedently low training costs. DeepSeek said it spent $5.6 Mn and used around 2 000 NVIDIA chips to train its model, a fraction of what OpenAI and Google spend to train comparably sized models. However, analysts have suggested the true figure may be closer to $500 Mn once other necessary costs, such as training runs and R&D, are considered. Hardware, engineering talent, and access to capital remain important building blocks for AI innovation. Nevertheless, DeepSeek’s success has expanded the Overton window for many countries beyond the US and China as they consider where their AI ambitions fall relative to their resources.

Sembradas de sal estéril

En 1566 los hermanos Ávila fueron condenados a muerte en la Nueva España. Juan Suárez de Peralta, que se halló en sus exequias, afirma haber visto una “cabeza en la picota, atravesado un largo clavo desde la coronilla de ella e hincado, metido por aquel regalado casco, atravesando los sesos y carne delicada”, y cuando pasó por la plaza confiesa que vio las cabezas de estos caballeros “con tantas lágrimas de mis ojos, que no sé yo en vida haber llorado tanto”. Después de la ejecución sembraron de sal sus casas:

      Sus casas, todas soberbias,
      las derriban por estrago
      de la más humilde tierra,
      por ignominia las aran
      y de estéril sal las siembran.

Y se puso una lápida con una inscripción: “Estas casas eran de Alonso de Avila Alvarado vecino desta ciudad de Mexico el qual fue condenado a muerte por traidor; fue secutada en su persona la sentencia en la plaza publica desta ciudad; le mandaron deribar estas casas que fueron las principales de su morada. Año de 1566”. Los dos últimos números aparecían borrados. Esta lápida fue encontrada por don Mariano Yáñez en 1899, cuando compró la casa y la donó al Museo Nacional de Arqueología.

El caso de los hermanos Ávila sonó fuerte en la capital de la Nueva España pero no fueron los únicos ejecutados.

1978

Denise Maerker
Antes de comenzar quiero compartirles unos datos. De 1960 a 1981 el producto interno bruto per cápita aumentó en 110 %, y hablamos de un periodo en el que además hubo explosión demográfica. Un aumento así en un periodo de veinte años es algo extraordinario y, por supuesto, no sólo modeló la vida en esa época sino también el concepto de progreso. La gente pensaba que las siguientes generaciones iban a estar siempre mejor que las anteriores. En 1979, en su tercer informe de gobierno, el presidente López Portillo anunció que habían encontrado el tercer yacimiento de petróleo más grande del planeta en la Sonda de Campeche, un enorme depósito de petróleo y gas con características de presión y composición inusitadas: Cantarell. Las reservas de petróleo pasaban de 6338 millones de barriles en 1976 a 6783 en 1981, en el momento en que el valor del petróleo había aumentado exponencialmente, lo que ponía a México ante una increíble oportunidad. Hablemos de esa esperanza y de lo que ocurrió después.

Alan Riding
Antes de ver cómo empezó, hay que ver cómo acabó el presidente anterior. Luis Echeverría logró por una magia populista mentirosa dar la impresión de que México pasaba por una apertura democrática, la frase al uso y todo el tiempo. Hubo movimientos de guerrilla que fueron aplastados de forma bastante silenciosa. Se supo de centenares de desaparecidos y mucha represión, sobre todo en Guerrero con Lucio Cabañas. Algunos intelectuales y muchos de mis amigos llegaron a pensar “ahora sí se puede”. El Halconazo, el 10 de junio del 71, me tocó en el sentido de que mi esposa fue secuestrada aquel día por los Halcones. Y, sin embargo, los intelectuales perdonaron a Echeverría, aunque fue partícipe en el Halconazo con que se reprimió la posibilidad de un nuevo movimiento estudiantil. La desilusión aumentó y al final del sexenio se dio el golpe contra Excélsior, que dirigía Julio Scherer. La situación económica fue empeorando, hubo la primera devaluación en veintidós años. Y Echeverría, en su desespero por mantener un poco una imagen de izquierda, ordenó nacionalizaciones o expropiaciones de terrenos en el norte del país. El ambiente fue fatal en todos sentidos, incluso económicamente. La elección de López Portillo se da sin más candidatos. Recuerdo en los días previos a su toma el 1 de diciembre que había rumores de golpe de Estado. La gente estaba muy nerviosa, se decía que la ciudad de México estaba rodeada por tanques.

Un triste y brutal caso

En la Nueva España hubo algunas celebraciones pesarosas que acabaron en tragedias. En 1566, año especialmente fatídico para la causa criolla, llegó Cédula Real al virrey por la que se mandaba se suspendiera la sucesión de encomiendas de indios a los descendientes de conquistadores en tercera generación. La alegría y el boato propios de la fiesta se preñaron de muerte en los aciagos días en que algunos criollos quisieron alzar por rey al descendiente del conquistador. A partir del 30 de junio, cuando se celebraba el bautizo de los hijos del entonces marqués del Valle, se hicieron grandes fiestas y se transformó la plaza: se fabricó un pasadizo desde las casas del marqués hasta la Puerta del Perdón “cuatro varas de alto del suelo y seis de ancho, todo curiosamente aderezado”, que sirvió de escenario para las fiestas en curso.

México: Las oportunidades perdidas

En el último medio siglo México ha perdido al menos cinco oportunidades de volverse un país moderno. ¿Qué quiere decir país moderno? Tres cosas: un país próspero en su economía, equitativo en su sociedad y democrático en su vida política. Ésta es la premisa que rige las discusiones de este número de nexos, recogidas del foro sobre ese tema que tuvo lugar en Guadalajara, bajo la hospitalidad intelecual inigualable de la FIL y de la Universidad de Guadalajara, en noviembre de 2024.

1968

Carolina Hernández
Empiezo con una pregunta: ¿qué hubiera pasado si en 1968 la matanza que cometió el gobierno no hubiera sucedido: tendríamos un país peor? Es decir, ¿nos hubiéramos tardado más en darnos cuenta de cómo se vivía y de la represión?
Se dijo mucho que el gobierno usó los Juegos Olímpicos para disfrazar un país y mostrarlo al exterior como si fuera un gran país próspero. Imaginen que no sucede la matanza del 2 de octubre. ¿No nos hubiera llevado a un lugar peor quizá?

Ariel Rodríguez Kuri
Hace quince años le hice a Gilberto Guevara Niebla una pregunta similar: ¿Qué hubiera pasado si los Juegos Olímpicos de 1968 hubieran sido exitosos, el movimiento estudiantil asimismo exitoso y no hubiera ocurrido la matanza del 2 de octubre? Brincó en su sillón, volteó a verme y me dijo: “La transición”.
Quisiera matizar. Por una parte los Juegos Olímpicos no fueron una mascarada del régimen; fueron, genuinamente, la conclusión de un larguísimo proceso modernizador. Fuimos sede olímpica porque se propuso la sede desde el subdesarrollo, no desde la bonanza. Era la posibilidad de salir al mundo en los términos de un país subdesarrollado en medio de la Guerra Fría. Creo que ha sido mucho más imaginativa la concepción de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, que las ideaciones de los historiadores y científicos sociales al caracterizar de modo reduccionista los sesenta y los setenta. La historia encuentra caminos insospechados. Aparece una protesta con adolescentes de 14, 15, 16 años contra la brutalidad policiaca. Eso desencadenó un movimiento de época que se sumó a los Juegos Olímpicos. Y esa comunión consagra nuestra propia modernidad. Tengamos mucho cuidado al evaluar lo que perdimos: hay que ver qué perdimos y en qué magnitud lo perdimos.

CH
Eso me lleva a otra pregunta. ¿Qué tenían los estudiantes en el 68? ¿Por qué antes salían a las calles a hacer lo que quisieron con el costo tan altísimo que fue el 68, y a pesar de ese costo volvió a pasar en el 70? Había un deseo muy genuino y muy activo de cambiar las cosas.

1994-1995

Denise Maerker
Vamos a abordar el año 1994 y la modernización salinista. En ese noviembre de 1993 era inminente la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, que se manejó también como ingreso al primer mundo. Esto no ocurrió. Hablaremos de lo que sí pasó, lo que sí cambió y de cómo se fue generando esa expectativa.

Denise Dresser
En el 94 vimos figuritas de plástico de Carlos Salinas vestido de reo vendiéndose en las esquinas, pero quisiera recordarles a quienes no lo vivieron que Carlos Salinas salió de la Presidencia con un nivel de aprobación de casi el 80 %. El halo de modernidad y primermundismo permeó al país con lo que yo llamé en mi tesis de doctorado “Salinastroika Sin PRIsnost”, porque en aquella época Rusia había iniciado el camino con la perestroika —cambio económico— y glásnost —cambio político—, mientras que en México se intentó una transformación profunda vía el ajuste estructural del PRIsnost: un esfuerzo por reemplazar la vieja coalición distributiva y proteccionista por una coalición nueva de centro derecha que pondría a las exportaciones como motor de desarrollo y de crecimiento. El salinismo trató de seguir lo que se conocía como el decálogo del Consenso de Washington, entre otras cosas, incrementar la eficiencia económica, promover la desregulación, reducir la intervención estatal en muchas áreas de la economía y volvernos parte de una nueva construcción en términos de una visión estratégica: América del Norte. El aspiracionismo de volvernos estadunidenses y no voltear hacia el sur.
El proyecto basado en la liberalización y las reformas tuvo tres caras. Y la primera tuvo a su vez tres rasgos: 1) renegociación de la deuda en 1989, que nos quitó de encima el enorme lastre económico derivado de la nacionalización bancaria de 1982;

2000-2018

Denise Maerker
Un momento muy esperanzador fue la llegada de la alternancia en el poder en 2000, con el panismo y la sensación de que por sí misma iba a favorecer un desarrollo de otra naturaleza. Abordaremos en qué consistía esa esperanza, en qué estaba fundada y cuáles eran los elementos que pudieron significar ese salto hacia delante para el país.

Jorge G. Castañeda
Creo que en la coyuntura del 2000-2001 hubo una oportunidad perdida como muy pocas y que mucho de lo que está sucediendo en el país hoy tiene que ver con lo que no se hizo entonces. La alternancia fue sobrevalorada. Muchos pensamos que con el mero hecho de sacar al PRI de Los Pinos bastaría para cambiar el país y que permitiría casi en automático el surgimiento de las condiciones que posibilitarían los demás cambios: sociales, económicos, internacionales, culturales. No fue el caso. Lo que hubo en el 2000-2001 fue una alternancia sin ruptura. Y eso cuesta mucho porque finalmente perpetuó una serie de elementos del statu quo que con el paso del tiempo se volvieron insoportables para una buena parte de la población. Y así, para el 2018, con la cantaleta del PRIAN, Morena dio el giro que les permitió ganar y repetir en el 24.

DM
Sólo compartiré una anécdota para ilustrar esa alternancia sin ruptura. Recuerdo a Salvador Abascal, en ese momento secretario del Trabajo, contándome cómo decidieron mantener una relación de absoluta continuidad con los sindicatos priistas, lo que incluyó una escena increíble, un homenaje a Fidel Velázquez encabezado por el mismo Abascal.

Jesús Silva Herzog-Márquez
El pluralismo de la alternancia fue el tapete bajo el que se pudieron esconder muchos problemas que no se atacaron.
Una caricatura de Abel Quezada es el marco perfecto para estas conversaciones.

2018-2024

María Amparo Casar
El 2 de diciembre de 2012 se aplaudió la disposición del Ejecutivo a abrirse a las tres fuerzas políticas principales de este país y a una cuarta, el Partido Verde, para dialogar y buscar acuerdos. Fueron 95 compromisos en cinco rubros: la agenda social, la agenda económica, la agenda de seguridad y justicia, la agenda de transparencia y, junto con ella, la agenda de rendición de cuentas.
El Pacto por México fue una muestra de que los gobiernos sin mayoría sí pueden rendir frutos. También fue importante que se instaurara la idea central de la política que es la negociación: los partidos no mayoritarios podían igualmente influir en las políticas públicas de México. Pues bien, se acordaron plazos y productos concretos para el Ejecutivo y para el Legislativo. Y hubo muchos más acuerdos entre las tres fuerzas políticas en materia de reformas a leyes secundarias o a la Constitución. Cierto, en algún momento hubo amenazas al Pacto provenientes en su mayor parte del PRD. De hecho, el PRD es el único que no firma la Reforma Energética.
Pero fue un espacio de conciliación que permitía avanzar una agenda social, económica y política. La mayor parte del trabajo recayó en el Congreso, lo que tiene su valor, y los partidos adquirieron compromisos para lograr cada uno su agenda. Está claro que en ese sexenio las instituciones se consolidaron y se privilegió el diálogo.
Y así llegamos al 2018. Como analista nunca hubiera esperado que el gobierno de López Obrador destruyera instituciones o construyera instituciones alternas que no se necesitaban, como fue el cambio del Seguro Popular al Insabi, un fracaso que dejó a más de 30 millones de personas sin ningún tipo de acceso a la salud, por dar un ejemplo. Se impuso la política del “aquí mando yo porque tengo la mayoría” y se desecharon los instrumentos propios de la democracia que son el diálogo y la negociación. Hubo una oportunidad perdida de que la democratización del país fuera en línea ascendente. ¿Cómo hacer el balance entre lo que veníamos haciendo y este alto brutal a la política de negociación y a la pluralidad?

José Woldenberg
En efecto, el Pacto por México fue una operación política de grandes dimensiones; tenía antecedentes pero los rebasó con creces. Desde que el pluralismo se instaló en el Congreso se construyeron convergencias inclusivas para la reforma de diversas normas constitucionales, pero todas habían sido coyunturales y volátiles. El Pacto por México, firmado por las tres fuerzas más importantes del país y el presidente de la República, representó una especie de programa de gobierno y legislativo abarcante con un horizonte temporal muy vasto. Fue posible porque PRI, PAN y PRD asumieron un reconocimiento de la legitimidad de sus adversarios; esto pudo observarse como un eslabón civilizatorio. Dado que ningún partido tenía la mayoría necesaria para gobernar a solas debían construir acuerdos y compromisos.