El futuro ahora

English version


El mundo vive cambios profundos, genuinos acertijos, que definirán el futuro de la humanidad. Algunos de estos virajes llevan décadas gestándose, otros han irrumpido apenas. La pregunta medular hoy para cualquier país es cómo sortear estos cambios, mitigar sus costos y aprovechar sus oportunidades. Abordamos en este número cinco desafíos de México.

The future is now

Versión en español


The world is undergoing profound changes, genuine riddles that will define the future of humanity. Some of these changes have been decades in the making, while others have just begun to emerge. The central question for any country today is how to navigate these changes, mitigate their costs and take advantage of their opportunities. In this issue we address five of Mexico's major challenges.

Trump y el nuevo orden mundial

English version


En el bicentenario de las relaciones entre México y Estados Unidos escribí en estas páginas sobre una nueva etapa que, podríamos decir, arrancó con la llegada de Donald Trump a la Presidencia en 2017 y de Morena en 2018.

Advertía entonces de tres cosas. Primero, que el riesgo más importante para la relación bilateral era un nacionalismo mal entendido —sobre todo en el plano económico— fuera por parte de Estados Unidos o de México. Segundo, que la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) prevista para 2025-26 debía ser muy cuidadosa, pues sería un proceso contaminado por temas no comerciales y, de cierto modo, secuestrado por la altísima polarización política que prevalece en nuestro vecino del norte. Tercero, que estábamos ante un panorama geopolítico nuevo e incierto, con tintes de Guerra Fría y de choque de civilizaciones —parafraseando a Samuel Huntington—, marcado por la “desglobalización” o “globalización fragmentada”; la creciente competencia estratégica entre China y Estados Unidos; la invasión rusa a Ucrania que exacerba las tensiones en Eurasia y entre los Estados miembros de la OTAN y con una América Latina sin proyecto común y bastante dividida.

La inusual llegada de Donald Trump a la Presidencia por segunda ocasión —después de cuatro años de gobierno demócrata bajo el liderazgo de Joseph Biden—, así como las primeras semanas de su nuevo gobierno dan al menos cierto crédito a esas advertencias.

En un par de meses, Trump ha confirmado que mantiene esencialmente la misma idolología que observamos durante su primer gobierno, que ha decidido rodearse de colaboradores decididamente fieles a esa ideología y que llega con un mejor conocimiento y método por su experiencia previa. En poco tiempo Trump irrumpió de nuevo en la política interna y exterior de Estados Unidos y sacudió otra vez la relación bilateral con México en sus tres ejes principales: comercio, seguridad y migración.

Trump and the new world order

Versión en español


On the bicentennial of the relationship between Mexico and the United States, I wrote in these pages about a new stage that, we could say, began with the arrival of Donald Trump to the presidency in 2017 and of Morena in 2018.

I warned then of three things. First, that the most important risk to the bilateral relationship was a misunderstood nationalism –especially in the economic sphere– whether by the United States or Mexico. Second, that the review of the United States–Mexico–Canada Agreement (T-MEC) scheduled for 2025-26 had to be very careful, as it would be a process contaminated by non-trade issues and, in a way, hijacked by the extremely high political polarization prevailing in our northern neighbor. Third, that we were facing a new and uncertain geopolitical scenario, with Cold War and clash of civilizations overtones –to paraphrase Samuel Huntington–, marked by “de-globalization” or “fragmented globalization”; the growing strategic competition between China and the United States; the Russian invasion of Ukraine, which exacerbates tensions in Eurasia and among NATO member states, and with a Latin America without a common project and quite divided.

The unusual arrival of Donald Trump to the presidency for the second time –after four years of Democratic rule under the leadership of Joseph Biden–, as well as the first weeks of his new administration give at least some weight to those warnings.

In a couple of months, Trump has confirmed that he maintains essentially the same ideology that we observed during his first administration, that he has decided to surround himself with collaborators faithful to that ideology and that he arrives with a better knowledge and method due to his previous experience. In a short period of time, Trump burst once again into U.S. domestic and foreign policy and again shook the bilateral relationship with Mexico in its three main axes: trade, security and migration.

Las enfermedades crónicas no transmisibles

English version


El aumento de la esperanza de vida y la exposición a riesgos relacionados con hábitos poco saludables han transformado las principales causas de enfermedad y muerte en nuestro país. Como en el resto de los países de ingresos medios, las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) están dominando de manera creciente nuestro perfil epidemiológico y generan enormes presiones financieras a los hogares y al sistema de salud mexicanos.

En 1960, dos terceras partes de los decesos en el país eran por infecciones comunes, muertes maternas y padecimientos asociados a la desnutrición —las llamadas enfermedades del rezago—, pero en las siguientes décadas las muertes por estas causas disminuyeron dramáticamente. Hoy esas enfermedades son responsables del 10 % de los fallecimientos. Las ECNT, en contraste, concentraban en 1960 una tercera parte de las muertes y hoy son responsables de alrededor de 90 % de los decesos.

Non-Communicable Diseases

Versión en español


Increased life expectancy and greater exposure to health risks associated with unhealthy habits have reshaped the leading causes of disease and death in Mexico. As in many middle-income countries, chronic non-communicable diseases (NCDs) now dominate the country’s epidemiological profile, placing enormous financial strain on households and the health system.

In 1960, two-thirds of deaths in Mexico were due to infectious diseases, maternal mortality, and malnutrition—commonly referred to as “lagging diseases”. Over the following decades, mortality from these causes declined significantly, and today they account for only 10% of deaths. In contrast, NCDs, which caused one-third of deaths in 1960, now account for approximately 90%.

La transición demográfica mexicana

English version


Uno de los cambios profundos, del mundo y de cada país, menos entendidos y atendidos es la transición demográfica. Es relevante porque se vuelve transversal en casi todas las actividades económicas, políticas, sociales, culturales, etcétera. Es poco entendida porque sus efectos ocurren en plazos más largos que otros fenómenos a los que les ponemos más atención: elecciones, guerras, acuerdos y crisis económicas.

Por transición demográfica pueden entenderse muchas cosas: pocos nacimientos (baja fecundidad), envejecimiento, incluso decrecimiento poblacional. Para analizarla vale la pena empezar con el modelo comúnmente aceptado y después revisar los datos actuales para México.

 

La transición demográfica es un modelo teórico desarrollado por Warren Thompson1 hace cerca de cien años, que describe el cambio de altas tasas de natalidad y mortalidad a bajas tasas en una sociedad a lo largo del tiempo. En su concepción original, el modelo distinguía cuatro etapas. I) Alta natalidad y alta mortalidad, la población se mantiene estable con un crecimiento lento. II) Descenso de la mortalidad, mejoras en la higiene y la medicina reducen la mortalidad, sobre todo entre los niños, lo que provoca un aumento rápido de la población. III) Descenso de la natalidad, con el aumento del nivel de vida, educación y acceso a métodos anticonceptivos, las tasas de natalidad comienzan a disminuir. IV) Baja natalidad y baja mortalidad, ambas tasas se estabilizan en niveles bajos, y el crecimiento poblacional se desacelera o se estabiliza.

Ése es un marco de referencia útil para entender cómo cambian las estructuras poblacionales y las dinámicas socioeconómicas en el contexto del desarrollo y la modernización social. Claro, tiene sus limitaciones y algunas veces no ha sido bien entendido.

The Mexican Demographic Transition

Versión en español


One of the most profound yet least understood and addressed changes—in the world and in most countries—is the demographic transition. It is relevant because it cuts across almost all economic, political, social, and cultural activities. It is poorly understood because its effects unfold over longer timeframes than other phenomena that tend to receive more attention: elections, wars, treaties, and economic crises.

Demographic transitions can refer to many things: fewer births (low fertility), population aging, and even population decline. To analyze them, it is worth starting with the commonly accepted model and then examining the current data for Mexico.

The demographic transition is a theoretical model developed by Warren Thompson1 nearly a hundred years ago, which describes the shift from high birth and death rates to low ones in a society over time. In its original form, the model identified four stages:

I) High birth and high death rates: the population remains stable with slow growth. II) Declining death rates: improvements in hygiene and medicine reduce mortality, especially among children, leading to a rapid population increase. III) Declining birth rates: with rising living standards, education, and access to contraception, birth rates begin to fall. IV) Low birth and death rates: both rates stabilize at low levels, and population growth slows or stabilizes.

That is a useful framework for understanding how population structures and socioeconomic dynamics change in the context of development and social modernization. Of course, it has its limitations and has sometimes been misunderstood.

Costos del cambio climático

English version


La crisis climática ya no representa una amenaza distante. Las recientes olas de calor, sequías e incendios forestales muestran que las consecuencias del calentamiento global son una realidad y afectan de manera directa las condiciones de vida. Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia científica y los costos visibles de la inacción, las respuestas políticas y económicas son insuficientes.

El cambio climático no es sólo una consecuencia secundaria del desarrollo, sino un resultado directo de la manera en que se ha diseñado el sistema productivo. A pesar de los avances en energías renovables y eficiencia, aún no se ha logrado una desvinculación efectiva entre crecimiento y emisiones: el consumo energético mundial sigue en aumento y la demanda de recursos naturales se mantiene en niveles críticos. Esto plantea un desafío ineludible: ¿cómo garantizar que el crecimiento económico, esencial para el bienestar de las sociedades, no termine comprometiendo las condiciones ambientales y sociales que lo hacen posible?

Ignorar este problema y asumir que el mercado podrá corregirlo por sí solo constituye un riesgo significativo. Si el modelo actual se mantiene sin modificaciones sustanciales, el propio crecimiento económico que ha generado estabilidad y desarrollo podría convertirse en un factor de crisis. La degradación ambiental, la inseguridad hídrica y alimentaria, y el aumento en la frecuencia de desastres naturales pueden desestabilizar las instituciones y los mercados y afectar los fundamentos del progreso económico.

Existen posturas, como la del decrecimiento, que cuestionan si es posible mantener un crecimiento sostenido sin afectar de manera irreversible el planeta. Sin embargo, más allá de este debate, lo que resulta innegable es que el modelo económico necesita evolucionar para que garantice su propia continuidad. La verdadera pregunta no es si debe mantenerse el crecimiento, sino cómo asegurar que éste no comprometa las bases sociales y ecológicas que lo hacen viable a largo plazo. Enfrentar ese reto requiere de innovación tecnológica y nuevas estrategias de regulación y coordinación internacional que alineen los incentivos económicos con la sostenibilidad.

Climate change costs

Versión en español


The climate crisis is no longer a distant threat. Recent heat waves, droughts and forest fires show that the consequences of global warming are a reality and directly affect living conditions. However, despite the growing scientific evidence and the visible costs of inaction, political and economic responses are insufficient.

Climate change is not just a secondary consequence of development, but a direct result of the way in which the production system has been designed. Despite advances in renewable energies and efficiency, an effective decoupling of growth and emissions has not yet been achieved: global energy consumption continues to rise and demand for natural resources remains at critical levels. This poses an unavoidable challenge: how can we ensure that economic growth, which is essential for the well-being of societies, does not end up compromising the environmental and social conditions that make it possible?

Ignoring this problem and assuming that the market will be able to correct it on its own constitutes a significant risk. If the current model is maintained without substantial modifications, the very economic growth that has generated stability and development could become a crisis factor. Environmental degradation, water and food insecurity, and the increased frequency of natural disasters can destabilize institutions and markets and affect the foundations of economic progress.

There are positions, such as that of degrowth, that question whether it is possible to maintain sustained growth without irreversibly affecting the planet. However, beyond this debate, what is undeniable is that the economic model needs to evolve to ensure its own continuity. The real question is not whether growth should be maintained, but how to ensure that it does not compromise the social and ecological foundations that make it viable in the long term. Meeting this challenge requires technological innovation and new regulatory and international coordination strategies that align economic incentives with sustainability.

  • 1
  • 2
  • 5