En una apasionada página de los Pensamientos de Montesquieu es posible hallar una escala de valores que suena como una necesaria invitación a superar todo perímetro muy limitado para elevarse cada vez más hacia los infinitos espacios de lo universal
Merkel invita al debate
Un domingo de finales de 1993, cuando tomábamos el té en su casa, Birgit Breuel me comentó que más allá de su actividad profesional no conocía a ningún alemán del Este. Por mi parte admití que sólo tenía pocos conocidos alemanes occidentales, además naturalmente de mis parientes de Hamburgo y de mis antiguos amigos del mundo académico.
Que ni mandado a hacer
Mi asiento en la diligencia estaba ya tomado, y mi marcha fijada para el día siguiente; no obstante, mis numerosos amigos me instaban con viveza para que permaneciera unos días más, y yo que había pasado alegremente mi tiempo, lo deseaba también; no había más dificultad sino conseguir que el administrador de las diligencias consintiese. Al día siguiente nos dirigimos a recabar su permiso.
Papel y hombre muerto
Según Ibn Jaldún, debemos al visir barmecí Al-Fadl ben Yahya la introducción del papel (kaghit) en el mundo árabe, en tiempos de los primeros califas abasíes, en el siglo IX. El papel, cuya invención y producción fueron durante mucho tiempo chinas, se utilizó primero en el ámbito administrativo como sustituto del papiro y del pergamino, llamado raqq.
La Biblioteca y la Lotería
Jorge Luis Borges escribió los cuentos “La lotería en Babilonia” y “La biblioteca de Babel”, situándolos en lugares míticos.
Ni una hora de descanso
“No me molesten si no es por algo de provecho”: este letrero se leía en la tienda de Aldo Manuzio en Venecia, barrio de San Polo, cerca de la panadería de Campo Sant’Agostin. Según Martin Lowry, que investigó todo lo relacionado con la figura de Manuzio, esa bodega era “una combinación, hoy casi inconcebible, de ruidoso taller, hostal e instituto de investigación”. Por allí rondaban una treintena de personas, entre trabajadores, servicio, familiares y huéspedes.
Arsénico del espíritu
Con la excepción de ciertos precursores, la edad de oro de las bibliotecas de préstamo europeas se inicia después de 1750. En Inglaterra su número se multiplicó en 1801 hasta not less than one thousand según el Monthly Magazine. En 1761 el librero Quillan inaugura en la parisina rue Christine la primera biblioteca de préstamo francesa; los loueurs de livres se incrementan con gran celeridad a lo largo de los años setenta y ochenta. En el ámbito lingüístico alemán se atestiguan, tras algunos precursores en Berlín, algunas fundaciones en Frankfurt del Meno y en Karlsruhe en los años cincuenta, y como muy tarde en los ochenta y noventa en la mayoría de las ciudades y mercados menores puede encontrarse al menos una biblioteca de préstamo.
Politecnoscopía
En el siglo XVI el erudito Gabriel Harvey se distinguió por su manera de leer, llenando de apuntes los márgenes de los libros, y con lecturas no lineales, multitask, de referencias cruzadas.
Veto al monopolo
En 1931, Paul Dirac, físico matemático inglés, se planteó dos preguntas: ¿pueden existir los monopolos magnéticos? y ¿por qué toda carga eléctrica llega de modo invariable en números enteros de unidades de carga electrónica? Mostró que las respuestas estaban bellamente entrelazadas.
Un cuento bárbaro
Julián del Real era un hombre muy joven, casi un muchacho, alto, fuerte, rubio, con un tipo marcadamente europeo, muy común en Los Altos, donde él había nacido. Vestía siempre el traje ranchero de la región y eran sus diversiones predilectas las peleas de gallos y las carreras de caballos en las que, con los rancheros sus vecinos, apostaba bajo palabra de honor sus casas o sus ranchos o sus ganados.
Mujeriego, andaba siempre en pendencias con los muchachos de los otros pueblos por la Güera Chayo o por Lupe o por Catalina, y su cuerpo era testigo —por las heridas que tenía— de su gallarda galantería.
Cuando empezó la bola por el asesinato del presidente Madero, Julián del Real armó a sus amigos, formó una partida de revolucionarios y empezó a saquear pueblos y a disputarse en batallas campales el amor de las mujeres. Tenía una novia en un pueblo de Los Altos, que era su preferida y a la cual le había prometido casarse, pero los azares de la guerra le impidieron cumplir su promesa.