Por el bien de todos, primero los cuidados

Durante la campaña electoral, Claudia Sheinbaum habló del cuidado desde dos enfoques. Destacó que los cuidados recaen sobre todo en las mujeres y señaló que requieren mayor atención del Estado no sólo por justicia, sino también por su impacto en el desarrollo económico y social de todo el país. Reconoció que la desigualdad histórica entre hombres y mujeres implica la necesidad de un cambio cultural.

Sus propuestas concretas fueron expandir la infraestructura de servicios y mejorar la capacitación laboral para las personas cuidadoras.

El 26 de junio de 2024, durante un encuentro de mujeres en el Claustro de Sor Juana, Sheinbaum anunció la creación del Sistema Nacional de Cuidados, con el objetivo de redistribuir de manera equitativa las responsabilidades de cuidado, tradicionalmente asumidas por las mujeres, y promover su autonomía y desarrollo pleno. Se crearán centros públicos de cuidados y habrá educación inicial para la primera infancia, sobre todo para apoyar a jornaleras agrícolas y mujeres de la maquila; se incrementarán de manera paulatina las licencias de maternidad y paternidad, y se establecerá una mayor corresponsabilidad entre hogares, sociedad y Estado.

Los megaproyectos y la defensa de la tierra

Desde el 1 de octubre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum llegó a Palacio Nacional con una agenda clara para el desarrollo del país: el nearshoring como oportunidad para atraer inversiones y fortalecer polos de industrialización y desarrollo. Ese proyecto se condensa en el Plan México: Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida. También llegó con un mensaje contundente: “Es tiempo de mujeres”; y con un paquete económico con recursos etiquetados para materializar elementos de la reforma constitucional que reconoce como sujetos de derecho a los pueblos indígenas y afromexicano. Aquí se incluye el programa Apoyo Financiero a Mujeres Indígenas y Afromexicanas Artesanas, que tendrá 500 millones de pesos en 2025 para otorgar 12 000 apoyos individuales de hasta 50 000 pesos y mil para colectivos o sociedades de hasta 300 000 pesos.

Por otra parte, la presidenta heredó proyectos a gran escala impulsados por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, entre ellos el Tren Maya y el Corredor Interocéanico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).

Ambos megaproyectos han sido ampliamente cuestionados por sus impactos ambientales y por la falta de consulta a pueblos indígenas y equiparables conforme a los estándares reconocidos en el convenio 169 de la OIT, del cual México es parte desde 1991.

Víctimas de la prisión preventiva oficiosa

El 28 de mayo de 2014 una mujer fue detenida y vinculada a proceso por el delito de secuestro. Su esposo y otros sujetos se hacían pasar por policías para detener a personas y extorsionar a sus familias. Les exigían dinero por no enviar a sus familiares a la cárcel acusados de posesión de drogas. El dinero debía depositarse a una cuenta; estaba a nombre de una mujer a quien se referían como “la Jefa”. Al momento de detenerla, las autoridades tenían ciertos indicios de su probable participación en el delito, como los testimonios de las víctimas de que habían escuchado sobre “la Jefa” y los comprobantes de depósito a su cuenta. Suficiente para señalarla como coautora de los secuestros, vincularla a proceso y, como corresponde en ese delito, enviarla a prisión preventiva oficiosa.

En las sentencias de primera y de segunda instancia se le declaró culpable del delito de secuestro porque recibía el dinero en su cuenta y lo retiraba. Desde esas instancias ella ya había señalado ser víctima de violencia por parte de su pareja. Para estos tribunales, sin embargo, aun con el maltrato no había elementos para presumir que la obligaron a recibir y retirar el dinero de esa cuenta. Finalmente, al ser juzgada por un Tribunal Colegiado, fue absuelta. Este tribunal consideró que las pruebas no eran suficientes para establecer que la peticionaria cometió el delito. Valoradas con perspectiva de género, había pruebas de que ella desconocía el origen del dinero y que ignoraba que al retirarlo estaba en curso tal delito, además de que era víctima de maltrato y coerción por parte de su pareja.

Discriminación judicial

Al final del año pasado, durante el encuentro nacional “Mujeres por la igualdad sustantiva y el bienestar”, la senadora de Morena Malu Micher señaló que la recién aprobada reforma judicial podría derribar las barreras que perpetúan la impunidad en el acceso a la justicia de las mujeres. Dijo: “La reforma que acabamos de aprobar es una reforma precisamente que rompe las barreras, que rompe los obstáculos de juezas y jueces que maltratan a las mujeres, que durante años no les dan sentencia, que se burlan de nosotras cuando tienen que emitir una sentencia o jueces que siguen siendo señalados como acosadores o violadores, y ahí siguen en el ejercicio de su cargo”.

Hay que reconocer que la senadora fue atinada en su descripción del panorama actual de la justicia. Los poderes judiciales en México, sobre todo los locales, no siempre han sido aliados de las mujeres.

Militarización y violencia de género

A los pocos días de tomar posesión, la presidenta Sheinbaum envió un paquete de reformas para la igualdad sustantiva que incluían cambios al artículo 21 constitucional, que pide a las instituciones de seguridad pública regirse con “perspectiva de género”. ¿Cómo podemos entender esa propuesta a la luz de la reforma sobre las Fuerzas Armadas gracias a la cual ya no hay una institución civil a cargo de la seguridad pública? ¿Cómo se relaciona esa reforma a la luz de la intervención de las Fuerzas Armadas en asuntos migratorios? ¿Qué conexión hay entre la militarización y la discriminación y violencia que viven las mujeres en movilidad? Para lograr una política de seguridad pública con perspectiva de género para las mujeres en contexto de movilidad, el gobierno de la presidenta Sheinbaum debería adoptar un enfoque diferente, pasando del control migratorio a uno centrado en la protección. Esto implicaría desmilitarizar las políticas migratorias y priorizar la atención a los delitos cometidos contra las mujeres, en lugar de criminalizarlas.

El Estado omiso

México, como muchos países, vive una crisis de cuidados: cada vez somos más quienes requerimos cuidados y menos las personas disponibles en el hogar para prestarlos. Algunas crisis —como las económicas o sanitarias— suelen resultar en acciones contundentes desde los gobiernos para aminorar sus efectos y tratar de revertir las condiciones que las generaron. Otras —como la crisis climática— permanecen en el trasfondo de la discusión pública, con efectos evidentes, pero sin una respuesta a la altura de la urgencia. La crisis de cuidados en México es de este segundo tipo: el tema tiene un lugar central en la agenda pública pero, pese a promesas en las campañas, las respuestas de los gobiernos han sido parciales e insuficientes.

El problema es que no atender la crisis de cuidados agrava las desigualdades. En primer lugar, reproduce la desigualdad de género, pues la mayor parte de los hogares asigna a las mujeres el trabajo de cuidar. Según la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados de INEGI (ENASIC, 2022), de las personas mayores de 15 años que cuidan a alguien en un hogar, 75.1 % son mujeres.

Sismos en la ciudad

Cada vez que Carmen Bravo pasaba afuera de ese condominio en Mixcoac, ensoñaba vivir ahí. El edificio de sólo dos niveles, con pocas escaleras, fachadas de ladrillo naranja, con muchas jardineras y silenciosas áreas al aire libre, pero enclavada entre las caóticas avenidas Revolución y Periférico Sur, le parecía un oasis.

“Yo vi cuando construyeron este lugar, me tocó ver los cimientos. Y dije ‘ay, qué bonito lugar. Yo voy a comprar un departamento allí”, se prometía a sí misma la matemática por la UNAM, a principios de este siglo. El sueño se volvió realidad en 2021, con un inesperado añadido: un nuevo matrimonio, a los 66 años.

Cuando miraba por fuera el condominio, Carmen era divorciada y no creía que eso cambiara, pero en 2019 se encontró con el médico Rafael Mayoral —entonces de 73 años— en un sitio en línea para buscar pareja. Se casaron y, para su fortuna, un departamento estaba a la venta en el lugar esperado.

“Encontramos ésta de casualidad y dice Carmen: ‘Esta casa me gusta mucho’. Nos asomamos, vimos que tenía jardines, que era un condominio abierto, sin pasillos oscuros y nos gustó mucho. Vendo mi casa de Satélite y compro este departamento”, relata Rafael.

La pareja llevaba menos de un año viviendo en el anhelado hogar, cuando un sismo rompió esa ilusión y la convirtió en culpa, la mañana del 12 de diciembre de 2023.

Asesinatos de periodistas

Hace dos años empecé a trabajar con reporteros de nota roja en Ciudad de México y pensaba que entre más contactos y vínculos tuviera con una comunidad, más seguro sería mi trabajo.

Me equivoqué: sobre la vida en comunidad y sobre el trabajo de los periodistas. Como los siguientes testimonios sostienen, hay algo insondable y letal en el corazón de esta vida colectiva. Además de periodistas, María Elena Ferral, Marco Aurelio Ramírez e Israel Vázquez eran ejemplos de participación comunitaria. Eso no les protegió. Al contrario, figuró como causa de los tres asesinatos. Sus casos sugieren una realidad sombría: entre más se participe en la vida de la gente cercana, más expuesto se está a la posibilidad de una muerte violenta.

Reconstrucción a voces

María Elena Ferral Hernández
50 años, asesinada el 30 de marzo de 2020 en Papantla, Veracruz

Testimonios

•  María Fernanda de Luna Ferral, hija mayor
•  Juan Olmedo, colega y amigo
•  Luis Alberto Xochihua, colega y exesposo

¿Cómo recuerdas a la persona?

Luis Alberto: No era envidiosa, le gustaba enseñar; a mí me tocó la suerte de tener a esa gran maestra. Ya para entonces era Premio Nacional de Periodismo. Imagínate, para mí fue algo que marcó mi vida porque me sigo dedicando a eso.

Juan: Tuvo un carácter durísimo, era una mujer guerrera, de batalla, muy visceral. Creo que por ser mujer, por ser mamá soltera, ella tuvo que soportar ese carácter que le permitiera estar en una sociedad donde permea el machismo hasta la fecha. Supo abrirse camino.

María Fernanda: Era muy familiar. Quiso haber tenido muchísimos hijos, quería seis hijos, pero nada más me tuvo a mí y a mi hermano. Les daba ese cariño y afecto a los sobrinos y ahijados que tenía. Como periodista, el recuerdo más bonito que tengo con ella fue cuando ganó su Premio Nacional de Periodismo, que se lo otorgó el Club Nacional de Periodistas de México y recuerdo haberla acompañado. Yo le tomé las fotos que guardó de ese momento.

¿Cómo era como periodista?

María Fernanda: Incursionó en periodismo escrito, digital, radio y televisión. No tenía tiempo para nada y quería estudiar otra carrera, por lo que decidió dejar dos de sus trabajos y siguió en prensa escrita. En 2007 fundó Poco antes de la noticia, junto con su expareja; cuando se divorcian, ella le deja el medio a él. De ahí sigue escribiendo en el Diario de Xalapa, nunca dejó de escribir ahí, pero empezó a trabajar en El Heraldo de Poza Rica. También fundamos juntas el medio digital Quinto Poder de Veracruz.

Luis Alberto: Ella misma decía que era periodista de izquierda, que no le gustaba ser oficialista. Eso era lo que distinguía su trabajo, porque te decía las cosas que no le parecían, las escribía. Su columna, “La Polaca Totonaca”, estaba dedicada a cuestiones políticas. Ahí sí se explayaba. Cuando tuvimos un medio propio, ella escribía tal cual lo sentía. Eso le gustaba a la gente.

Juan: Siempre era ella quien marcaba la agenda en el periodismo, era ella la que destapaba las cloacas, la que estudiaba entre las fuentes para poder conseguir información de primera mano. La definieron como la Señora Exclusiva porque tenía datos muy precisos, tenía información de primera mano.

María Fernanda: Tenía una particularidad al escribir sus notas. Había palabras que la identificaban. Tenía una forma muy contundente de decir las cosas y darlas a entender. La última columna, que se llamó “La lucha por el poder, parte uno”, fue en la que ella documentó una serie de asesinatos de la vida política pública de Gutiérrez Zamora y Papantla. Dicen que esta columna fue el motivo por el que la asesinaron.

Billetes falsos

“Recordará usted que se estaba incubando una falsificación en gran escala de billetes y ahora debe estar convencido de ello. Ya lanzaron los de 50 pesos y ahora, muy pronto, pretenderán lanzar los de 20 y 10 pesos”, escribió un informante desde Calexico al Departamento de Investigaciones Confidenciales del Banco de México. En la carta fechada el 4 de julio de 1941, el informante solicitaba incluir a un funcionario del banco, mantener lo más lejos posible a la policía por su indiscreción y, sobre todo, poner cuidado a un “magnífico grabador”, cuyas dotes en el oficio eran explotadas dentro de la banda que, de manera transfronteriza, se dedicaba a circular dólares y pesos mexicanos.

Ese testimonio forma parte del copioso y diverso rastro documental que ha dejado la falsificación de dinero en una historia que, por necesidad, requiere imbricar las dimensiones internacional y local. Fue tanta la relevancia de ese delito que figuraba dentro de los acuerdos promovidos por la Liga de las Naciones, cuya agenda diseñó estrategias para que los países combatieran el dinero falso, el tráfico de drogas, la trata de mujeres y el anarquismo.

Comparados con la criminalidad violenta, los delitos contra el patrimonio de las personas son menos estudiados por los historiadores. Mientras los actos dramáticos capturan la atención pública y académica, los delitos más silenciosos permanecen en segundo plano pese a que dejaron marcas profundas. Dentro de las distintas modalidades de esas prácticas delictivas, había una minoría que necesitaba coordinación y técnicas relativamente depuradas. Entre tales felonías encontramos el fraude o las estafas financieras y, desde luego, la falsificación. Un delito que, además de dañar el patrimonio, lesionaba la fe pública, un bien jurídico tan abstracto como caro para los Estados.

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