Según Ibn Jaldún, debemos al visir barmecí Al-Fadl ben Yahya la introducción del papel (kaghit) en el mundo árabe, en tiempos de los primeros califas abasíes, en el siglo IX. El papel, cuya invención y producción fueron durante mucho tiempo chinas, se utilizó primero en el ámbito administrativo como sustituto del papiro y del pergamino, llamado raqq.
La Biblioteca y la Lotería
Jorge Luis Borges escribió los cuentos “La lotería en Babilonia” y “La biblioteca de Babel”, situándolos en lugares míticos.
Ni una hora de descanso
“No me molesten si no es por algo de provecho”: este letrero se leía en la tienda de Aldo Manuzio en Venecia, barrio de San Polo, cerca de la panadería de Campo Sant’Agostin. Según Martin Lowry, que investigó todo lo relacionado con la figura de Manuzio, esa bodega era “una combinación, hoy casi inconcebible, de ruidoso taller, hostal e instituto de investigación”. Por allí rondaban una treintena de personas, entre trabajadores, servicio, familiares y huéspedes.
Arsénico del espíritu
Con la excepción de ciertos precursores, la edad de oro de las bibliotecas de préstamo europeas se inicia después de 1750. En Inglaterra su número se multiplicó en 1801 hasta not less than one thousand según el Monthly Magazine. En 1761 el librero Quillan inaugura en la parisina rue Christine la primera biblioteca de préstamo francesa; los loueurs de livres se incrementan con gran celeridad a lo largo de los años setenta y ochenta. En el ámbito lingüístico alemán se atestiguan, tras algunos precursores en Berlín, algunas fundaciones en Frankfurt del Meno y en Karlsruhe en los años cincuenta, y como muy tarde en los ochenta y noventa en la mayoría de las ciudades y mercados menores puede encontrarse al menos una biblioteca de préstamo.
Politecnoscopía
En el siglo XVI el erudito Gabriel Harvey se distinguió por su manera de leer, llenando de apuntes los márgenes de los libros, y con lecturas no lineales, multitask, de referencias cruzadas.
¿Día de la Mujer?
Cuando empecé a escribir, hace muchísimos años, consideraba que el Día de la Mujer era un invento demagógico y frustrante. ¿Para qué un Día de la Mujer? ¿Por qué no todos los días eran de la mujer? ¿Por qué no alzarse de una vez con todo el año y todos los años si había sido posible declararme libre y segura en cuanto quise?
Entonces las empeñadas en marcar el Día de la Mujer eran quienes se organizaban en grupos para entrevistar a un hombre o firmar un documento de apoyo al presidente. No me gustaba el Día de la Mujer tanto como me avergonzaba una canción ridícula compuesta por alguna persona sin cabeza: “A parir madres latinas, a parir más guerrilleros, ellos sembrarán jardines, donde había basureros”.
La voluntad de ignorar
El famoso discurso de Rousseau contra las ciencias termina con una súplica a Dios. Le implora que le restituya la ignorancia al mundo. No ruega por otros saberes sino por una cálida y fraternal inocencia. La luz tan celebrada apagaba la virtud. Todo conocimiento nacía de una vanidad, cada ciencia era hija de algún vicio. Aprendemos a sumar y restar por envidiosos, recordamos la historia para celebrar nuestros crímenes, inventamos palancas y poleas para satisfacer nuestro delirio de grandeza. Regrésanos nuestra ignorancia, pedía Rousseau, porque solamente ella nos hará preciosos y felices. Para el romántico, la ignorancia era el resguardo de la pureza y del bien.
Desaparición: la dificultad de narrar
Hace poco una amiga comunicadora me dijo que, ante el problema de la desaparición, los comunicadores como ella habían fallado. Los medios, me decía, no habían conseguido sacar al gran público de su indiferencia ante el fenómeno. “Cada vez que pongo temas de desaparición en mi programa de radio, el número de escuchas baja”. “A la gente”, me decía, “simplemente no le termina de interesar o de importar el tema”.
Las huellas de un camello tuerto
Desde India hasta Medio Oriente, hay en las tradiciones orales referencias muy antiguas a la historia de un camello extraviado que era tuerto, cojo o ambas cosas. La primera versión escrita data de 1302 d. C., y se encuentra en Los ocho paraísos del poeta indopersaAmir Khusrow. El relato es famoso por ser la primera “historia de detectives”, al menos conocida en Occidente. Los protagonistas son los tres príncipes de Serendip —de donde viene la palabra serendipity en inglés—, que por la interpretación de los rastros que observan en el camino logran describir de manera muy detallada a un camello que nunca han visto.
De gauchos y gringos
Los gauchos de Ascasubi miraban a los gringos con desconfianza, con un menosprecio burlón mezclado de resentimiento. Y lo mismo Martín Fierro (“Yo no sé por qué el gobierno/ nos manda aquí a la frontera/ gringada que ni siquiera/ se sabe atracar a un pingo […] No hacen más que dar trabajo/ pues no saben ni ensillar// Y eso sí en lo delicaos/ parecen hijos de rico”).
Gauchos. La madrugada de Año Nuevo de 1872 un grupo de treinta o cuarenta asaltó el pueblo de Tandil, en la provincia de Buenos Aires.