Recién llegado a un frío Londres en diciembre de 1910, el prolífico periodista español Julio Camba (1884-1962) quiso dar un paseo. Para su sopresa una sucesión de policías tensos le impidió este modesto objetivo. Los oficiales lo apremiaban a que se moviera más rápido junto al pavimento y lo empujaban por la espalda para reforzar lo que querían que hiciera. Camba transliteró lo que le decían como Camelón, plis, camelón! [“Come along, please, come along!”, es decir, “¡Apúrese, por favor, apúrese!”]. Este infeliz incidente llevó al joven periodista a la primera de sus generalizaciones sobre la vida en Londres: “Aquí la gente no usa la calle para pasar el tiempo en ella, sino para trasladarse de un lado a otro; por eso es que todas las calles de Londres son feas”.
Respecto a las muchas cosas que escandalizaban a los londinenses, Camba enlistó cosas como “sopear el pan en la yema de un huevo frito” o meterse las manos en los bolsillos. Y la peor: anunciar que se tenía dolor de estómago. Sin embargo, era aceptable quejarse del dolor de cabeza.
Fuente: TLS, abril 10, 2025.