2000-2018

Denise Maerker
Un momento muy esperanzador fue la llegada de la alternancia en el poder en 2000, con el panismo y la sensación de que por sí misma iba a favorecer un desarrollo de otra naturaleza. Abordaremos en qué consistía esa esperanza, en qué estaba fundada y cuáles eran los elementos que pudieron significar ese salto hacia delante para el país.

Jorge G. Castañeda
Creo que en la coyuntura del 2000-2001 hubo una oportunidad perdida como muy pocas y que mucho de lo que está sucediendo en el país hoy tiene que ver con lo que no se hizo entonces. La alternancia fue sobrevalorada. Muchos pensamos que con el mero hecho de sacar al PRI de Los Pinos bastaría para cambiar el país y que permitiría casi en automático el surgimiento de las condiciones que posibilitarían los demás cambios: sociales, económicos, internacionales, culturales. No fue el caso. Lo que hubo en el 2000-2001 fue una alternancia sin ruptura. Y eso cuesta mucho porque finalmente perpetuó una serie de elementos del statu quo que con el paso del tiempo se volvieron insoportables para una buena parte de la población. Y así, para el 2018, con la cantaleta del PRIAN, Morena dio el giro que les permitió ganar y repetir en el 24.

DM
Sólo compartiré una anécdota para ilustrar esa alternancia sin ruptura. Recuerdo a Salvador Abascal, en ese momento secretario del Trabajo, contándome cómo decidieron mantener una relación de absoluta continuidad con los sindicatos priistas, lo que incluyó una escena increíble, un homenaje a Fidel Velázquez encabezado por el mismo Abascal.

Jesús Silva Herzog-Márquez
El pluralismo de la alternancia fue el tapete bajo el que se pudieron esconder muchos problemas que no se atacaron.
Una caricatura de Abel Quezada es el marco perfecto para estas conversaciones.

Ilustración: Víctor Solís

En ese cartón vemos al mexicano de panza y sombrero en el consultorio de un psiquiatra. El personaje en terapia le dice al terapeuta: “Doctor, soy un destructor, soy un macho, soy un parrandero, soy un irresponsable”. “Y qué más”, pregunta el psiquiatra. “Bueno, además le pego a mi mujer, no reconozco ninguna de mis culpas”. Y enseguida pregunta: “¿Se me quitará todo esto ahora que tenemos petróleo?”. De eso hablamos en esta mesa, de las promesas frustradas que marcan la historia de México: ¿Nos curaremos cuando seamos los anfitriones de las Olimpiadas, cuando administremos la abundancia petrolera, cuando nos integremos económicamente a Norteamérica, cuando haya alternancia, cuando venga aquello que se llamó nearshoring?
La alternancia fue el éxito que nos permitió desentendernos de los muchos problemas pendientes del país. Entendimos la democracia como la simple institucionalización del pluralismo. Y fue ahí que empezó a engendrarse el desprestigio que terminaría con la democracia en el verano del 2024.

DM
¿A qué se debió concretamente? Llega el grupo encabezado por Vicente Fox y decide no romper lo que le parece funcional, se conforma con desplazar a una élite para ocupar sus espacios. Encuentra que funciona bien y sin demasiados obstáculos. ¿Qué fue lo que ocurrió exactamente?

JGC
Lo digo en tres puntos. Primero, que el presidente Fox, por presiones dentro del gabinete y sobre todo del empresariado que lo apoyó mucho en la campaña, decide no hacer olas: una decisión consciente, reflexionada, que no fue de botepronto. Por ejemplo, la Comisión de Crímenes del Pasado llegaba hasta el 92 y por supuesto no tocaba el tema de la corrupción. Segundo, no hubiera sido complicado agarrar a diez priistas, meterlos al bote por corruptos y luego a los otros cien corruptos decirles: “Se van a portar bien o les va a pasar lo mismo”, porque si no nadie iba a tener miedo. Y como no tuvieron miedo, sintieron que pasó cerca la bala pero les dio lo mismo. Con el movimiento obrero se decidió no llevar a cabo ningún cambio en las estructuras sindicales ni del movimiento obrero en su conjunto, quizás el sector más rezagado de cualquier intento de democratización. Y, tercero, aunque tal vez lo más importante, se decidió poner a un agente del PRI del aparato tecnocrático anterior en la Secretaría de Hacienda para que observara exactamente la misma política económica de los tres sexenios anteriores: el mensaje que mandó la designación de Francisco Gil es que todo iba a seguir igual. Santiago Creel fue desde luego un factor decisivo en Gobernación, como Alfonso Durazo, secretario particular. Y sobre todo los empresarios que le dijeron todos a Fox: “Ya no le muevas, basta con haber sacado al PRI de Los Pinos, basta con la alternancia”.

DM
Parecería que es una cuestión de la personalidad de Vicente Fox, pero me pregunto si no tenemos que recordar que Fox ganó sin mayoría en las cámaras y no tenía la fuerza política para producir una ruptura.

JSHM
Esa diferencia es muy relevante y se subrayó mucho desde el primer momento: una cosa es ganar la Presidencia y otra ganar el poder. México tuvo, entre el 2000 y el 2018 un electorado extraordinariamente cauteloso. Un electorado al que se podría describir casi como temeroso del cambio. Una ciudadanía que se atreve al cambio atándole las manos a quien encabeza el gobierno. Ése fue el caso en el 2000, cuando el presidente Fox no tiene las mayorías que habría querido para echar adelante su agenda.
Viendo el 2000 a la distancia de un cuarto de siglo, una de las grandes trampas que se muestra es esa visión teleológica de la democracia mexicana: el pluralismo, la competencia electoral entendidos como desembocaduras de la historia, cambios que dan forma a una democracia liberal de la que ya no había vuelta atrás. Esa arrogancia liberal fue una ceguera: no ver que no todo era diseño de instituciones, cambio de leyes, relevo de partidos. El golpe del 11 de septiembre del 2024 que implica la destrucción de la Constitución mexicana es, en buena medida, la consecuencia de una apuesta meramente ingenieril de la democracia.

DM
Al no pasar nada con la alternancia, ¿se siembra ahí ese tema de que no hay ninguna diferencia con el PRI? Un colaborador de Abascal que decía que la gran decisión era si el PAN seguía aliado con el PRI o si se establecía la alianza entre el PRD y el PAN para hacer la transformación del régimen.

JGC
Fox le pidió a Jesús Ortega la posibilidad de incluir a tres o cuatro figuras del PRD en su gabinete y Cuauhtémoc Cárdenas lo vetó. En cuanto al PRI, no era inevitable que el PAN siguiera sin mayoría en las cámaras: como dije, si hubiera metido a diez priistas a la cárcel, los otros se doblaban pero Fox no lo quiso hacer. Y cuento rápido una anécdota sobre la Cámara y Beatriz Paredes. En abril de 2001 se arma un paquete bastante interesante del IVA, el famoso copeteo. Francisco Gil armó una buena reforma fiscal apoyada en una campaña masiva de spots en la televisión. El PRI no quería pero la campaña era durísima y funcionó muy bien. Entonces Beatriz Paredes y el líder del PRI en el Senado, Enrique Jackson, van con Fox y le dicen: “Esto nos está golpeando mucho, no es justo, no son los términos que pactamos, suspende la campaña y te aprobamos la reforma fiscal un poquito más adelante”. Fox le creyó a Beatriz Paredes, suspendió la campaña de spots y obviamente no hubo reforma fiscal, una de las claves para un cambio respecto al bienestar de la gente: habría habido más dinero para una serie de cosas que en ese momento se pensaba que no se podían hacer porque habría sido inflacionario.

JSHM
Me preocupa que, en el afán autocrítico, nos traguemos el cuento de que la alternancia no fue nada. Habrá sido frustrante, pero significó un cambio histórico profundo y, sin duda, valioso. El gobierno de Vicente Fox habrá dilapidado el ánimo de cambio que se expresó en los votos; habrá sido también incapaz de advertir su misión histórica, pero hay que regresar a lo esencial: el presidente de la República dejó de ser el dueño del país. México dejó de ser ese país en donde un hombre podría mover un dedo y rehacer automáticamente la Constitución. Dejamos de tener ese sistema político donde la voluntad de una persona era suficiente para modificar la ley, cambiar los impuestos, destituir a un gobernador. No debemos dejar de reconocer la importancia de estos cambios.

DM
Yo me quedo con la frase “no hacer olas”, porque si no querían hacer olas era porque el grupo de poder que respaldaba a Fox era el mismo que había respaldado al PRI. Acordémonos que Fox apoyó a Zedillo en el Fobaproa. Lo que quiero decir es que no fue ingenuidad, sino que en realidad no representaban a nadie más que a ellos mismos, la misma élite con dos caras.

JGC
Mucho de esto es cierto pero tampoco era un asunto meramente personal. El empresariado mexicano le dijo muy claramente a Fox: “No hagas olas”, y él le hizo caso. No entendió que pudo darles instrucciones: “Vamos a hacer esto y esto y esto”. No lo quiso hacer y los empresarios sí tuvieron una fuerza enorme para impedir una ruptura. Siendo honestos, tenían un pequeño elemento de razón: las crisis financieras transexenales —el 76, el 82, el 87 y el 94—, que los llevaron a decir “Ya no le muevas más” para evitar otra crisis financiera transexenal.

JSHM
La gran ausente en esos años fue la audacia, el atrevimiento para enfrentar a los adversarios del cambio democrático. La frustración nace con la idea del presidente Fox, quien pensó que la tarea estaba cumplida con su fotografía con la banda presidencial. Se pensaba que el cambio estaba hecho, que habíamos logrado una democracia contemporánea de todas las democracias del mundo. Esa timidez impidió reconocer que una de las tareas urgentes era la superación del pacto corporativo. Una de las grandes sorpresas, una de las grandes decepciones del gobierno panista fue, en efecto, que sus gobiernos le dieron una segunda vida al viejo corporatismo al que históricamente se había opuesto el partido de Gómez Morín. A los gobiernos locales se les otorgó el permiso de formar cacicazgos sin control del centro. El mecanismo pluralista alentó la arbitrariedad y la impunidad local, por una parte, y el reforzamiento del corporativismo autoritario.

DM
Tuve entonces una sensación muy parecida a la que acabaron teniendo los franceses en su periodo anterior a 1958, con una república a la que le llamaban de los partidos, ricos, empoderados. En México la reforma electoral de 1996 les dio mucho dinero a los partidos y ellos contrajeron intereses consigo mismos y no con nosotros, los ciudadanos. Y entonces lo que veíamos en esos primeros meses de la nueva alternancia, y por lo tanto de esta nueva democracia, eran presidentes municipales, panistas, que se daban salarios de 400 000 pesos mensuales. Tengo ese claro recuerdo de una élite ascendente panista, con muchos de ellos expriistas: simplemente eran la nueva élite con nuevo nombre. Incluyo también a los perredistas, que no creo que sea cuestión de que les faltó valor o eran ingenuos, yo creo que no tenían un proyecto más allá, tal vez porque la transición mexicana se construyó con esta idea de tenemos que sacar al PRI de Los Pinos y los vamos a sacar por el voto. El único proyecto que yo vi en el grupo de Fox era el proyecto que tenía Porfirio Muñoz Ledo de una reforma profunda del Estado; Fox lo mandó por las cocas literalmente y él se fue a buscarlas a Bruselas. Y el PRI acabó de posicionarse para que Felipe Calderón tomara posesión: tuvieron que llegar los diputados del PRI para dar la mayoría. Ahí el PRI acabó completamente con cualquier posibilidad de cambio.

JGC
Había otro proyecto mucho más modesto: establecer una relación distinta, nueva, mucho más profunda sin duda, con Estados Unidos para que allí estuviera el anclaje que partía desde luego del TLCAN pero para llevarlo mucho más lejos, hasta donde se pudiera. Hasta lograr “la enchilada completa”. Es muy posible que si no hubiera habido el 11 de septiembre de 2001 hubiéramos avanzado, no logrando todo pero logrando mucho. No pudo construirse ese anclaje y los riesgos de una regresión fueron enormes. A partir del 2018 los estamos viendo.

JSHM
El peligro es pensar nuevamente en la excepción mexicana. En el 2000 había una borrachera mundial, vivíamos bajo el embrujo del triunfalismo liberal. El gran consenso reducía los instrumentos para pensar y procesar la política. La trayectoria consensualista, esa noción reducida, ingenieril, electoralista de la democracia era un vicio de la época. Hoy deberíamos emprender la crítica de la política al tiempo que cuestionamos nuestras ideas sobre la política. Nos tragamos un libreto y un recetario, seguimos torpemente las modas intelectuales. Por supuesto, no se trata de tirar a la basura un gajo de la historia, sino discernir. Recuperar lo defendible, seguir la ruta abandonada, dejar atrás las expectativas absurdas y las fórmulas nocivas.

DM
Una provocación. ¿Qué hubiera pasado si la transición o la alternancia hubiera sido por la izquierda y no por la derecha? ¿Se hubiera hecho algo más?

JGC
Pensemos en qué izquierda. No creo que si Cuauhtémoc Cárdenas hubiera sido presidente en el 2000 hubiera habido un cambio radical, creo que habríamos visto algo no tan diferente a lo que sucedió con la alternancia por la vía de Acción Nacional. Creo que muchísima gente pensó, desde el 88, que la transición se iba a dar por la izquierda. Fui uno de esos muchos pero siempre pensé que en este país, con la fuerza de las élites y con Estados Unidos al lado y todavía digamos recién terminada la Guerra Fría, una transición por la izquierda en México no parecía verosímil. Y por eso desde el 94, desde la segunda derrota de Cuauhtémoc, muchos, como Adolfo Aguilar Zínser y yo apoyamos a Fox. Yo sí considero a Fox un amigo, un tipo admirable, respetable y lo quiero mucho, pero no por su enorme talento sino porque la salida tenía que ser por la derecha o por el centro-derecha, no por la izquierda o por el centro-izquierda, al país no se le daba algo así. No que hubiera sido mejor o diferente, a mí me pareció que era imposible. A partir del 94 yo sí llegué a concluir que no había transición posible o salida del autoritarismo por la izquierda.

DM
Si hoy hacemos un balance para determinar los factores centrales de esa oportunidad perdida y también de lo que quedó, ¿qué señalarían?

JSHM
Les faltó audacia a los liderazgos de la transición. Lo que me parece más delicado en términos de la discusión contemporánea es que entramos con malas ideas al proceso: con una visión terriblemente simplista del cambio político en el país, una noción estrictamente electoral sin preocuparnos seriamente por la ubicación del poder en el ámbito local y legislativo. Sin advertir la fuerza de los vetos de los poderes informales, sin apreciar el fortalecimiento del crimen. Nos aturdió la idolatría liberal.

JGC
Por más que hoy podamos menospreciarlo, el hecho de que por primera vez en la historia de este país se pudiera llegar al poder por la vía electoral y sólo se pudiera dejar el poder por esa vía fue algo trascendente, que no se había conseguido en los 200 años previos. Se dice fácil. Muchos otros países de América Latina lo habían hecho, nosotros no. Entonces, me parece que de ninguna manera es un asunto menor sino de enorme importancia, aun si lo sobrevaloramos, lo idealizamos, todo lo que se quiera, pero ese hecho en México no fue poca cosa.

DM
En resumen, ¿a qué factores atribuyes la pérdida de esa oportunidad en ese gobierno del 2000 al 2006?

JGC
En primer lugar, la correlación de fuerzas en el país: los empresarios y la clase política. En la sociedad civil Fox le provocaba urticaria a mucha gente, no sólo a los comentócratas. Hay que sumar la propia falta de audacia de Fox, su propio conservadurismo, su propia pasividad y lo que él de alguna manera llegó a confesar diciendo: “Yo, con haber sacado al PRI de Los Pinos cumplí el papel que me tocaba, yo ya cumplí, lo demás ya les tocará a otros”. Yo no compartía esa tesis y traté de hacer todo lo posible para que no fuera así. Perdí, por cierto. Pero no era una tesis idiota.

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